Es cierto que aquellas amigas que conocimos en la escuela, en el club, en las vacaciones de la infancia tienen la ventaja que dan los años para armar vínculos profundos
¿Son las amigas un vínculo de toda la vida? ¿Son amigas aquellas que están solo en ocasiones?
Crecimos con la idea de que la amistad es un vínculo absoluto, que las amigas están siempre, en toda situación y a lo largo de toda la vida. Y, por suerte, vivimos en tiempos en los que nos permitimos cuestionar algunas ideas, entre ellas la de la amistad.
Seguro a ustedes les pasa: yo tengo amigas con las que nos conocemos y nos queremos profundamente y otras con las que mantenemos un vínculo más liviano. Con las primeras contamos para todo: nos escuchan cuando tuvimos una discusión de pareja, cuando tenemos que tomar una decisión importante, cuando necesitamos opinión sobre el color del cuarto que estamos por renovar. El chat con ellas no necesita de saludos protocolares ni de introducciones, es una conversación constante.

Con las segundas, el vínculo acepta ir a tomar un café, una tarde de cine, las clases de Pilates, compartir el dato de una manicura o una profesora de inglés para los chicos, pero sabemos que no es buena idea contar intimidades o hablar de temas comprometidos con ellas.
Las unas y las otras ¿son amigas? Sí. Claro que sí. Aprender a aceptar que los vínculos se construyen entre personas que son diferentes y eso los hace únicos es un signo de madurez. Y no importa si son amigas de la infancia, si las conocimos en un trabajo o en un grupo de entrenamiento a los 40: la profundidad de un vínculo no viene con los años de antigüedad sino con la conexión y la empatía que establecemos con los otros, desde las experiencias que compartimos.
Estos tiempos nos enseñaron que podemos sostener vínculos a pesar de la distancia. Con las pantallas y la conectividad como aliados nos encontramos y festejamos con amigas repartidas por el mundo. Con el desarrollo del comercio electrónico podemos hacerles llegar regalos a muestras amigas y estar presentes en momentos importantes.

Este año quise estar cerca de Valeria, una amiga que conocí en un curso hace tres años. Valeria vive en Salta y elegí para ella una Shopping Bag Meissa. Diría que el envío gratuito me convenció, pero no: amé la combinación de colores y la tela impermeable y suavecita. Para el grupo “cafecito de los jueves”, que pasó a virtualidad por pandemia, elegí esta billetera Hand Pocket. Somos cuatro y hay un color para cada una. Me divierte pensar en que, cuando volvamos al cafecito presencial todas vamos a sacar la misma billetera en diferente color.

Les propongo que celebremos a las amigas, las que comparten los momentos más profundos y las que nos acompañan en las cosas más triviales.

Todas son importantes y merecen un lugar.