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Maternar en sus variadas versiones

Oct 2022

Maternar en sus variadas versiones

Mamá de vocación

Porque mamá se hace, no se nace

Roxana Garófalo es mamá desde hace 10 años. Sus hijos son Bruno de 21, Gerardo de 19 y Micaela de 16. ¿Diez años como mamá y un hijo de 21?

Sí, Roxana es mamá adoptiva, una mamá que eligió serlo con todo su ser.

Los chicos llegaron a su vida con 11, 9 y 6 años. Al principio fue difícil, porque no tuvo un proceso paulatino. 

“De la noche a la mañana”

Su vida cambió de un día para otro: “Hubo un tiempo de espera, pero nos llamó el juzgado y en dos semanas ya éramos 5. Me levanté de la cama y tenía que pensar en desayuno, ropa, cama...etc. para tres niños. Tener que organizarme al principio me costó, pero ellos fueron marcando el rumbo”.

En su caso ser mamá no fue un proceso paulatino. El embarazo va preparando muy de a poco a la idea de la nueva responsabilidad de ser mamá. Roxana, en cambio, había deseado adoptar niños y no tuvo ese pasaje lento que las mamás con panza suelen tener. Sin embargo, se puso en los zapatos del rol que había elegido y salió a jugar a la cancha con todas las armas que tenía: su amor incondicional, sus años de experiencia de vida y su pareja como coequiper.

Fue de golpe madre, y ellos, hijos. 

Pero valió la pena… Al poquito tiempo uno de ellos la abrazaba y le decía que le sentía “olor a mamá”, la más chiquita le pedía los ruletes (rodetes) y segundo a segundo le confirmaban que era ese su lugar en el mundo.

“Ser madre es serlo con todo tu ser, porque lo sentís en todo el cuerpo”. (Roxana, mamá de 3).

Los primeros años Roxana trabajaba doble cargo en la escuela 506 de Lanús, fue difícil combinar horarios y tiempos. Hoy en día dice que le resulta más fácil porque está jubilada y ellos, más grandes e independientes. 

Encontrar el tiempo para ella con 3 hijos es complejo a veces, pero siempre busca un huequito para hacer actividades que disfruta como leer, nadar o salir a dar una vuelta. “Por ser mamá no dejé de ser esposa, amiga, hermana o hija”. La maternidad la complementa y hace su mundo mucho más grande.

Lo más divertido de tener hijos, dice, es volver un poco a la propia infancia, jugar con ellos, escuchar música, ir de compras, compartir un viaje mientras juegan a decir frases locas.

Una mamá poco tradicional

Mamá de circo

Cintia López es una circense de familia. Lleva una curiosa vida viajando por diferentes lugares, la carpa a cuestas y todos sus compañeros del circo. Los aplausos y risas del público son una mágica recompensa, y el poder desarrollar una actividad que siempre quiso, es un sueño hecho realidad.

Una vida con la que muchos sueñan

El mundo artístico es el sueño de muchas personas y ella lo hace realidad. Todos los días trabaja de lo que ama y la hace feliz. Sin embargo, desde hace ya 30 años, hay algo que ocupa un lugar mucho más grande en su corazón.

Cintia es mamá de 4 hijos varones: Emiliano (30), Franco (27), Nacho (25) y Tomás (16). Estos muchachos cambiaron su vida desde el primer momento.

“La maternidad es lo mejor que me pasó en la vida”

Crió a sus hijos prácticamente sola, sin ayuda. El padre del más chico marchó del circo cuando Toto era aún muy pequeño. Sus hermanos se ocuparon de las tareas que antes desarrollaba el padre y rápidamente entendieron que debían encauzarse para abrirse camino.

Cada uno de ellos fue eligiendo su actividad en el circo. “Verlos crecer fue la parte más divertida. Dentro del circo cada uno fue eligiendo su especialidad y creciendo a nivel profesional.” Ella los guiaba, los cuidaba, los iba apuntalando y ellos fueron adquiriendo más y más habilidades amando al mismo tiempo la vida que su madre había construído.

El circo marca un rumbo diferente para una mamá embarazada. “Las mujeres de circo vamos haciendo los controles en cada ciudad a la que llegamos. Un control mensual en un lugar distinto y los chicos nacen donde les toca,  dependiendo de donde esté el circo en ese momento”.

Las mamás están contenidas dentro del núcleo del circo, pero no tienen, muchas veces, un lugar fijo donde parar. Las giras son moneda corriente a lo largo del año.

Lo mismo sucede con la escuela: “Iban cambiando de escuela a medida que la gira avanzaba de lugar. Todavía tengo guardados cada uno de los libros de pase de escuela de mis hijos.”

Lo más difícil fue verlos irse del circo uno a uno. Al mismo tiempo, le llenaba de orgullo verlos avanzar y lograr sus objetivos. Como integrante de un circo lo que más le cuesta es dejar a sus hijos por tantos días cuando ella sale de gira.

“Mis días libres de trabajo los dedico a mis hijos, compartimos momentos, comidas, amo verlos en escena desplegando sus talentos y compartiendo como hermanos.”



La fuerza de una mamá que ve solo con el corazón 

Capacidad de maternar

Verónica Ortiz es una mamá con discapacidad visual que tuvo un hijo a la edad de 38 años. Su mayor preocupación era que tuviera algún tipo de enfermedad al nacer. En algún punto se sentía grande para ser mamá, pero era una deuda pendiente.

Después de varias conversaciones con su pareja estuvieron de acuerdo en que se lanzarían a la aventura y así lo planificaron.

El marido de Verónica, a diferencia suyo, no tiene ninguna discapacidad visual. El estaría a cargo la mayor parte del tiempo de la labor de traer dinero a la casa y ella de ocuparse del niño.

Israel nació en perfectas condiciones. Verónica dejó su trabajo para dedicarse de lleno a la labor de maternar y su marido hizo su parte.

La maternidad se le dió muy fácil. Tuvo ayuda de su madre la primera semana y el resto del tiempo se las arregló prácticamente sola. Verónica siempre fue muy desenvuelta, se había independizado desde muy joven y la discapacidad visual no le presentaba ninguna traba para seguir cumpliendo sus sueños.

Su primer hijo no fue una excepción a esta regla. Verónica se sintió cómoda en su rol de mamá desde el primer momento.

Durante la infancia de Israel disfrutó muchísimo de jugar juntos y creó un lazo superunido. Cree en la crianza en libertad, modelo que heredó de como ella misma fue criada.

Algunas de sus anécdotas

  • Cuando íbamos a la plaza Israel tenía la libertad de pasar de un juego a otro, siempre avisándome para quedarme tranquila de que estaba bien.

  • De chiquitito le ponía un cascabel en su zapatilla para tener conciencia en todo momento de dónde estaba.

  • Un truco para darle de comer era sostenerle suavemente su pera para ubicar su boca con más facilidad.

Estas historias de mujeres audaces que eligieron la maternidad tienen en común al amor como factor principal. Las condiciones de cada caso terminan siendo anecdóticas cuando entendemos el profundo valor de la maternidad y la dedicación de cada madre.

JUANITA quiere revalorizar la labor de maternar y abrazar a todas las mamás. No importa que día sea, ser mamá es una elección de toda la vida.